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El régimen sirio usa cada vez más bombas de racimo

El régimen sirio utiliza cada vez más bombas de racimo contra los rebeldes, lo que causa un "gran número de víctimas civiles", denunció este sábado la organización Human Rights Watch (HRW) en un comunicado.

"Siria recurre cada vez más a las bombas de racimo, un arma prohibida, y los civiles pagan el precio en carne propia y en su vida", declaró Steve Goose, director del departamento de armamento de esta organización de derechos humanos con sede en Nueva York.

HWR registró 119 lugares en Siria con 156 bombas de este tipo durante los seis últimos meses.

Esta organización de defensa de los derechos humanos asegura que sus datos provienen de investigaciones sobre el terreno y del análisis de vídeos colgados en internet por activistas antirrégimen. Según Goose, HRW ha podido documentar que el gobierno usa este tipo de armas, pero carece de pruebas sobre su eventual utilización por los insurgentes.

Siria no ha ratificado la Convención sobre las armas de racimo.

El conflicto en Siria ha causado, según la ONU, más de 70.000 muertos, un millón de refugiados y varios millones de desplazados.

Por su parte, el presidente sirio, Bashar Al Asad, pidió a los países emergentes que forman el llamado grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que intervengan para detener la violencia en Siria, informó a la AFP una fuente de la presidencia sudafricana.

"Entregué hoy un mensaje del presidente Bashar Al Asad al presidente Jacob Zuma, que presidirá el 26 de marzo la cumbre de los BRICS sobre la situación en Siria", indicó a la AFP Boussaina Chaabane, consejera del presidente sudafricano. "En su mensaje, el presidente Bashar Al Asad pide la intervención de los BRICS para detener la violencia en su país y favorecer la apertura al diálogo", explicó Chaabane.

Durante la crisis libia, los países del grupo BRICS se habían abstenido en la votación de la resolución del Consejo de Seguridad en la que se basaron los países que intervinieron militarmente en el país gobernado por Gadafi.

Por su lado, Líbano debe impedir que los combatientes crucen la frontera con Siria, afirmó su presidente, Michel Suleimán, después de que Damasco amenazara con tomar represalias si siguen las infiltraciones.

La estabilidad de Líbano es un asunto "de todos nosotros (...) no hay que enviar activistas a Siria ni recibirlos (...) Debemos mantener nuestra neutralidad" en el conflicto sirio, afirmó el jefe del Estado, citado en un comunicado publicado este sábado por la presidencia en Beirut.

El presidente dio orden al ejército libanés "de detener a cualquier hombre armado que tenga la intención (de ir) a combatir (a Siria), que sea de la oposición o no".

Algusnos jóvenes sunitas libaneses quieren unirse a los rebeldes sirios y, por otro lado, la oposición acusa al movimiento chiita libanés Hezbolá, un aliado del presidente Bashar Al Asad, de ayudar a las fuerzas del régimen.

El jueves, el ministerio de Relaciones Exteriores sirio amenazó con atacar en territorio libanés "a las bandas armadas" que entran clandestinamente en Siria. "Las fuerzas sirias dan muestras de moderación al no atacar a estas bandas en el interior del territorio libanés (...) pero esto no durará indefinidamente", advirtió en una carta al ministerio de Relaciones Exteriores libanés.


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